Un ángel del Señor llamada
“LIOBANÍ”
Primera parte
LIOBANÍ, un ser de la luz, manifestó lo siguiente:
«El Espíritu de Dios es la vida, la fuerza, el amor y la plenitud; en el Espíritu de Dios viven todos los seres puros. Como un ser puro del SER Eterno, vengo a vosotros y os saludo con el saludo de la vida: “Saludos en nombre de Dios queridos hermanos y hermanas” Mi nombre para esta Tierra es LIOBANÍ, algunos de entre vosotros han leído mis palabras en los libros y a pesar de ello tengo que deciros que no me fue fácil reunir estas legitimidades para mis hermanos y hermanas en vestido terrenal ¡En verdad reunirlas!.
Yo nunca he estado encarnada y no ha sido fácil para mí sumergirme en la irradiación de la materia, sin la ayuda de los seres puros, de los espíritus protectores, sería imposible para mí y para muchos que todavía no estuvieron encarnados.
Muchos espíritus protectores, o sea, seres espirituales que os acompañan en vestido terrenal (que acompañan a los hombres en su vida en la Tierra), ya han estado una o varias veces encarnados, ellos regresaron otra vez a la existencia eterna y trajeron los recuerdos de su existencia en la Tierra ¡Queridos hermanos y hermanas! Ellos se llevaron los recuerdos, pero no las analogías (=Lo que te altera de tu prójimo se encuentra de forma igual o parecida en ti); pues con analogías nadie puede volver al Reino de la Vida, los recuerdos siguen existiendo hasta que la redención haya sido terminada, pues precisamente los recuerdos de la existencia terrenal son importantes para los espíritus protectores (ángeles de la guarda). Con los recuerdos ellos pueden comprender a los hombres y sienten lo que necesitan, sienten sus mundos de sensaciones y pensamientos y pueden inhalar a tiempo las leyes de la vida a través de la conciencia de segundos o terceros, o sea, a través de personas. De esta manera un ser protector puede guiar bien o directamente, siempre que el hombre esté dispuesto a escuchar más a su conciencia, a las sensaciones e inclinaciones más finas que están en lo profundo del hombre.
Continúa...