Un ángel del Señor llamada
“LIOBANÍ"
Cuarta parte
El Espíritu del Padre traspasa todo y traspasa a cada uno de vosotros, Él está presente, Él os conoce, Él os ayuda, Él está dispuesto a protegeros cuando Lo llamáis de corazón, cuando pidáis y recéis de corazón; no sólo con los labios, cuando el corazón y los sentidos están en otro lugar totalmente diferente. Y cuando vuestras almas ya no estén llenas del ego humano del querer ser, tener, poseer, de enemistad y envidia, cuando se vuelvan tranquilas, luminosas y llenas de fuerza; entonces nosotros, vuestros hermanos y hermanas de la luz, entramos en vuestras almas y nos podéis sentir, pues experimentáis en vuestras almas el movimiento de nuestro cuerpo espiritual. Sin embargo, esto es sólo posible si podemos entrar en vuestra alma luminosa y tranquila, entonces sentís que no hay separación; aquí y allí son sólo palabras para aclararles que el Cielo es eterno, puro y las tinieblas son oscuras, está lejos de la luz y a pesar de ello la luz traspasa la oscuridad.
Querido hermano y hermana, tenéis el camino ¡Regresad! ¡Convertiros Ya en habitantes conscientes del Reino de Dios desarrollando el Hogar Interno! ¿Qué es el Hogar Interno? Escucháis una y otra vez que es el Reino de Dios en vosotros, es el cuerpo espiritual puro que guarda en sí toda las leyes de irradiación del infinito. El Reino de Dios es la vida, en el Dios Padre-Madre en cada uno de nosotros.
Seguro que algunos de vosotros piensan ¿Cómo vivimos nosotros en el SER Eterno? Ahora sabéis que desde la existencia eterna tenemos que utilizar las palabras humanas y así a menudo nos resulta muy difícil explicaros lo que vive, actúa, vibra y suena allí, en el Hogar Eterno, el Amor.
El Espíritu Eterno y Universal respira como ya habéis escuchado a menudo, inspira y expira y una y otra vez se forman soles, mundos, niños espirituales, hay vida en el hogar y no un vegetar, el Espíritu es movimiento y nosotros nos movemos en el SER Eterno, en la corriente del amor. Nosotros los principios femeninos formamos, componemos y mantenemos ¡En verdad mantenemos! Mantenemos por ejemplo a nuestros positivos, a nuestros hermanos en nosotros, y así, también a nuestros duales, esto significa que estamos unidos eternamente porque aquél que mantiene la vida la aprecia y la vive y porque la vida en el Padre es pura, es también la pureza eterna. Nacen soles, se forman mundos, los positivos (los principios masculinos) son los donantes, los creadores y nosotras (los principios femeninos) somos componedoras, traemos vida a los hogares espirituales, componemos y recibimos de Dios la fuerza del Éter que modelamos y conducimos hacia la irradiación correcta, legítima; vosotros diríais ponerla aquí y allí. También tenemos nuestras fiestas espirituales.
Continúa...
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