viernes, 9 de noviembre de 2007

Un ángel del Señor llamada
“LIOBANÍ”

Tercera parte

Queridos hermanos, si os hablo ahora así, a través del instrumento (Gabriele), siento que os cuesta tanto salir de este sentir y pensar humano, siento vuestra pesadez y vuestra pereza y con razón dice el Espíritu Eterno que es serio aquí en la Tierra y que sólo sois hombres que llevan en sí la fuerza, la vida, el amor; hombres que sólo están en esta Tierra por poco tiempo y después el cuerpo se aparta del alma ¿ y dónde está entonces el alma? Todavía no sois conscientes de que en cada momento es posible que dejéis vuestro cuerpo según la ley de causa y efecto (lo que siembre el hombre en su vida es lo que cosechará en su futuro ya sea bueno o malo). Pensáis que le podéis mantener, ¿qué pasa entonces después de la desencarnación (muerte del hombre)? Muchas almas, yo las observo, se encuentran como desnudas, sin orientación ¿por qué? Porque sólo se han orientado a la materia, hacia los distintos programas del ego humano. La vida material no es mucho más y esto lo tomáis tan en serio, ¿Es tan importante para vosotros? ¿Realmente puede ser tan importante? Cuando día a día, hora a hora hagáis la experiencia interna de que sois seres de la luz, del amor, hijos de Dios.

Tristes y muy cargados van los hombres por esta Tierra, se miran mutuamente con miradas oscuras, como enemigos. Yo os digo, muchos de nosotros que pueden penetrar en la irradiación terrestre no lo pueden comprender; vosotros pertenecéis a nosotros y, sin embargo, a través de vuestros pensamientos, de vuestra forma de pensar y actuar estáis tan lejos de nosotros, os queremos rodear y vosotros irradiáis energías negativas y hay destellos negativos alrededor vuestro, ¿cómo podemos acercarnos entonces a vosotros? Y luego rezáis y en gloriáis a vuestro Señor, nuestro Señor y Padre Eterno, ¿Es realmente nuestro Señor y Padre al que pedís, al que rezáis o sólo vuestro Señor que debe hacer lo que vosotros queréis?Hermanos y hermanas, ¿cuánto tiempo todavía queréis vivir en esta pesadez? Queremos acercarnos y queremos deciros que existe una vida eterna maravillosa y a esta vida eterna volveréis a entrar a través de la llama redentora que está en cada uno de vosotros, en cada uno, ¡Acoged a Cristo! Y no sólo lo aceptéis diciendo “¡yo creo!” Y en las palabras no hay ninguna inclinación de amor, de fraternidad, de la hermandad del Ser, acogedlo esforzándoos en realidad en realizar las enseñanzas que Él nos dio como Jesús de Nazaret y que os da de nuevo como Cristo. ¡Hermanos y hermanas! No son tan difíciles, tenéis la ley de la vida, la ley del Cielo en vosotros y os es dada tanta ayuda, infinita ayuda; pensáis que estáis solos aquí en la materia (en la Tierra)…
Continúa...

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