Un ángel del Señor llamada
“LIOBANÍ”
Séptima parte
¿Todavía no lo intuís? ¿En verdad no lo intuís aún? Algunos de vosotros se hacen ya buenos propósitos, mantened estos propósitos en vuestro corazón y realizadlos y sentiréis que, en verdad, no sois de este mundo, estáis en este mundo para expiar aquello con lo que os habéis cargado vosotros mismos en las peregrinaciones terrenales y lo experimentáis en cada día y cada día tenéis de nuevo la fuerza para dejarlo, entregándoselo a CRISTO, la luz eterna en vosotros.
¿Qué queréis queridos hermanos y hermanas en vestido terrenal, seguir siendo humanos o llegar a ser divinos? Es serio si digo que depende de vosotros, pues todos tenemos el libre albedrío para la decisión libre de aspirar a lo divino o caer cada vez más en la profundidad oscura; pensad en esto cada día, cada hora y cada minuto.
Debéis intuir en esta Tierra el Reino de Dios, descubrir de nuevo el Reino del Amor Interno que habéis tapado con el ego humano, con el pecado, entonces reconocéis que en el Reino de Dios no hay secretos, sentís que todo, realmente poséis todo lo puro y que podéis actuar con las fuerzas del infinito según está escrito en el caudal eterno de la vida, esto significa, según el sentido: “Tú no estás atado a ningún lugar, a ningún estado, a ninguna conciencia, tú eres absolutamente libre, cada ámbito celestial está abierto para ti, cada planeta es alcanzable, cada vivienda está libre para ti. Puedes utilizar cada irradiación del infinito, sabes de cada hermano, conoces a cada hermano, porque cada hermano está en ti mismo como esencia y fuerza, así la conciencia de todo y de todos está en cada uno de nosotros, esto es vida”.
Queridos hermanos y hermanas en traje terrenal, ¿Habéis intuido está vida? Entonces habéis dado algunos pasos en el CAMINO INTERNO y después de la llamada muerte física pasaréis por el primer muro de niebla. Dejáis la irradiación material detrás vuestro y entráis en ámbitos más luminosos y sentís en vosotros los caminos a los siguientes ámbitos de conciencia más elevados, pues en vestido terrenal ya los habéis desarrollado, o sea, ya no sois extraños detrás del primer muro nebuloso, sino sabios.
Continúa...
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